Este 10 de octubre se celebra el Día de la Salud Mental, una iniciativa de la Federación Mundial de Salud Mental para visibilizar la situación de las personas con problemas de salud mental y sus familias.

Desde Proyecto Hombre también nos comprometemos con este día para dar a voz y, no olvidar, a las personas en tratamiento de adicciones que tienen, sumado a su adicción, problemas de salud mental.

“No podemos obviar la importante relación que existe entre el abuso de sustancias y la presencia de problemas de salud mental. Desde Proyecto Hombre hemos observado que las personas con problemas de adicción y otros problemas de salud mental tienen tasas de recaída más altas, menor adherencia al tratamiento, un consumo más complejo, un riesgo aumentado de suicidio, condiciones físicas de salud más deterioradas, y una situación laboral precaria, factores que influyen en el pronóstico”. Manuel Muiños Amoedo, presidente nacional de la Asociación Proyecto Hombre.

De acuerdo con el informe del Observatorio Proyecto Hombre sobre el perfil de las personas con problemas de adicción en tratamiento (2023) más de la mitad de las personas que acuden a Proyecto Hombre experimentan problemas emocionales y psicológicos (55,6%) así como depresión severa (59,0%) y problemas cognitivos (51,6%). El 73,4% manifiesta haber sufrido ansiedad severa durante un tiempo significativo, siendo este trastorno el que mayor crecimiento ha experimentado en los últimos años entre las personas atenidas en Proyecto Hombre, ocupando el primer puesto entre los problemas de salud mental.

Con relación a las diferencias por sexo, se denota una mayor prevalencia de problemas de índole psicológico-psiquiátrico entre las mujeres.

De acuerdo con los datos del informe del Observatorio Proyecto Hombre, desde 2018 se observa una tendencia al alza sobre todo en el porcentaje depersonas usuarias que afirman haber padecido depresión, ansiedad y otros problemas emocionales. En cuanto a los intentos de suicidio también parece haberse iniciado un ligero aumento en los tres últimos años.

Desde Proyecto Hombre la salud mental y la adicción se trabajan con una perspectiva biopsicosocial y multifactorial

Desde Proyecto Hombre se entiende esta realidad planteada en el marco de una perspectiva en la que la adicción y los trastornos mentales responden a una realidad biopsicosocial y multifactorial, y a una compleja interacción entre susceptibilidad, factores sociales y psicológicos.

Por lo tanto, la intervención se realiza mediante planes individualizados, y tiene en cuenta toda la problemática que presenta cada persona, a través de un enfoque holístico e integrado que también implica al entorno sociofamiliar y comunitario.

“La atención debe darse para ambas condiciones (salud mental y adicción), la evidencia respalda la eficacia del tratamiento integrado, que implica un seguimiento por un equipo interdisciplinar, y que cuente con formación específica, que aborde aspectos psicológicos, biológicos, y sociales de la persona y su entorno. La atención en salud mental y adicciones debe de enmarcarse en una perspectiva de género y derechos humanos, con el objetivo de fomentar la inclusión social, mejorar la calidad de vida y evitar la estigmatización”, añade Muiños.

5 propuestas y recomendaciones de Proyecto Hombre

“En el Día de la Salud Mental, desde Proyecto Hombre nos gustaría destacar que la asociación entre consumo y salud mental debe de considerarse más la norma que la excepción”, reafirma Muiños.

En materia de salud y dado la alta prevalencia de comorbilidad entre adicción y trastornos psiquiátricos se requiere un enfoque integral que aborde simultáneamente ambas condiciones, bajo los siguientes objetivos:

  • Avanzar hacia la realización de intervenciones en distintos niveles del sistema con la gestión con un enfoque multidisciplinar.
  • Responder a través de las políticas de salud, políticas de salud mental y drogas ala necesidad de desarrollar respuestas a las necesidades de las personas con trastornos relacionados con el consumo de drogas y problemas de salud mental.
  • Realizar esfuerzos específicos para desarrollar intervenciones personalizadas.
  • Prestar especial atención a la disponibilidad y accesibilidad de tratamientos adecuados y eficaces.
  • Promover un apoyo institucional y financiero suficiente para desarrollar respuestas adecuadas.

Al implementar estas estrategias, podemos garantizar una atención más efectiva y completa para las personas que enfrentan comorbilidad, aumentando sus posibilidades de alcanzar una recuperación duradera y mejorar su calidad de vida.